Se echaba en falta, porque este taller gusta, y gusta tanto que no hemos tenido otro remedio que organizar varios grupos de cocinillas; cada viernes se aplicarán en preparar la mejor receta, que luego saborearemos en el almuerzo.
En ese equipo también cuentan nuestros profesionales porque el taller es mucho más: salir a comprar los ingredientes al mercado; pedir cuando nos toca ejercitando nuestras habilidades sociales; pagar en caja y practicar lo aprendido sobre el euro; distribuir responsabilidades para trabajar en equipo. Todo eso ha cabido en el mousse de chocolate de la primera receta: quien lo diría.